El Acuerdo Nacional es un foro que nació a fines del siglo pasado con la participación de los partidos políticos opuestos al gobierno de Alberto Fujimori y con el tiempo se convirtió en tribuna del ejecutivo para proponer lineamientos políticos.
Últimamente es el presidente del consejo de ministros Aníbal Torres, quien pretende darle un carácter de entidad suprema cuyos “acuerdos” deben ser acatados por los otros poderes del Estado.
En pocas palabras, Torres quiere que aquello que decide el poder ejecutivo y quienes lo acompañan y también dependen económicamente del presupuesto público y representantes de algunos partidos políticos, se convierta automáticamente en ley, sobre aquello que ni siquiera se ha discutido en el parlamento.
Es una de las muchas maneras como buscan burlar el sistema democrático. Cuando el presidente y sus ministros se dan cuentan que no tienen el respaldo que necesitan en el congreso, entonces echan mano al “Acuerdo Nacional” buscando desplazar a los congresistas.
Torres se queja que más de 20 proyectos de ley propuestos por el ejecutivo no son vistos en el congreso y reclama a viva voz que deben ser aprobados, como aquel que busca eliminar la vacancia presidencial.
La función legislativa comprende la aprobación de reformas de la Constitución, de leyes y resoluciones legislativas, así como su interpretación, modificación y derogación, de acuerdo con los procedimientos establecidos por la Constitución.
En ninguna parte de la Constitución aparece el Acuerdo Nacional y mucho menos pueden darle un carácter vinculante a algo que a todas luces busca violentar el ordenamiento democrático.
El admirador de Hitler y especialista en insultar a periodistas y al Cardenal de la iglesia católica señala culpables en todas partes por su incompetencia para gobernar.
Si mucho les gusta a Torres y Castillo proponer proyectos de ley entonces deberían postular al congreso en las próximas elecciones, que pueden ser tan pronto acepten que la mayor parte de la población no los quiere en el gobierno.