Los trabajadores de una de las varias empresas del Estado, los controladores aéreos de la Corporación Peruana der Aeropuertos y Aviación Comercial (CORPAC)fueron a la huelga, seguramente con justa razón y el Ministerio de Trabajo los autorizó, Estado vs. Estado y siete mil viajeros, numerosos extranjeros, perdieron sus vuelos, cancelados por la aparente incapacidad de funcionarios públicos empeñados en algo muy distinto a sus obligaciones.
Arruinaron una de las pocas oportunidades que tienen las empresas de transporte, agencias de viajes y turismo, hoteles y restaurantes y otras actividades afines de reactivar aquello que fue paralizado por la epidemia del coronavirus.
Comuneros de caseríos vecinos a Cuajone y otros en Las Bambas paralizan dos de las más grandes minas de cobre y por las oficinas del Estado desfilan agitadores empeñados en cerrar otras minas, otras actividades empresariales, en generar caos para conseguir el soñado momento constituyente.
El juego del gobierno es muy claro, muy obvio, muy evidente. Son torpes. No quieren resolver los problemas que existen en distintas regiones, en distintas actividades y al contrario, buscan agudizarlos. Ponen cara de imbéciles haciendo públicos llamados a trabajar todos juntos, dicen, cuando bien sabemos que jamás han trabajado.
Lo que quieren es quedarse eternamente en el gobierno para seguir medrando de las ubres del presupuesto público y no les interesa si en el camino llevan a la ruina al país, finalmente de eso se trata, de gobernar sobre los escombros de un cataclismo político como en Cuba, como en Nicaragua, como en Venezuela.
¿Cuándo y dónde trabajó Bermejo? ¿Bellido? ¿Castillo? Son parásitos que recitan de memoria lemas y slogans del siglo pasado, de una revolución con “justicia social” y se cuelgan de cualquier cuento como que las mineras se llevan el 80% y nos dejan el 20% de la riqueza que genera el cobre, cuando todos los cálculos demuestran que los impuestos que pagan superan el 47%, más que los impuestos en otros países mineros que exportan más que nosotros.
La ideología de género, el cuidado del medio ambiente y los derechos humanos solo de ellos mismos, son banderas que enarbolan para justificar robos como el del Puente Tarata, las concesiones chinas del Ministerio de Transportes, las mafias de los brevetes y de las licencias comerciales en Junín, la injerencia en ascensos militares, las reuniones clandestinas en Sarratea, la repartija de cargos públicos, la ruina de la minería y el turismo, las masacres en Ica y Huancayo.
El gobierno promueve el caos, está clarísimo, para avanzar con su terca pretensión de cambiar la constitución y permitir la reelección indefinida, estatizar las empresas, atornillarse en sus cargos, seguir saqueando los recursos públicos, atentar contra la libertad de prensa, silenciar la oposición y acabar con la democracia.
Mueven torpemente sus fichas en busca de disparar la bala de plata y disolver el congreso, antes que los niños y los ñaños cambien de opinión y dentro de dos semanas voten por la acusación constitucional que por traición a la patria avanza para sacar de palacio a Castillo y su banda, la banda de Chota y los hermanos que bajaron de un tremendo cerro.