La impunidad es uno de los grandes males que tenemos en el país y aunque a todos nos preocupa son muy pocos los que buscan remediar la situación, para que no siga ocurriendo. La impunidad es la falta de castigo al delito, es el escape a la sanción que le corresponde al delincuente, es la vista gorda de fiscales y jueces involucrados en corrupción, es el caldo de cultivo para la proliferación de mafias, el paraíso soñado por el hampa.
Y me ocupo del tema porque me indigna que sucedan casos clamorosos, estrepitosos, escandalosos como el de Odebrecht, que comenzó con el siglo, tal vez antes y no vemos castigo ni sanción para los grandes culpables, que los conocemos muy bien.
Ha pasado toda una vida y los fiscales siguen investigando y sellando compromisos que libran de castigo a los delincuentes a cambio de nada, de humo jurídico.
Para qué queremos justicia que demora más de una vida para no castigar al culpable. Cargaron con miles de millones de dólares, dejaron un sencillo para calmar las aguas y los ladrones siguen libres, los ladrones siguen robando.
La causa principal del aumento de la delincuencia es la impunidad. Cuando el delincuente sabe que puede escapar del castigo entonces se arriesga y vuelve a cometer el mismo delito, corregido y aumentado.
Las cárceles están llenas de ladrones de poca monta, violadores, asesinos, traficantes de droga y estafadores. Pero ningún pez gordo de esos que se coludieron para robar los dineros del pueblo, ningún Richard Swing que se acomodó en las planillas públicas moviendo la cola a los de arriba.
El pueblo está indignado estos días porque eso mismo se repite, agranda y llega a niveles de exagerado saqueo de recursos públicos. Es la cleptocracia, le escuché decir a un entendido en los sistemas de gobierno.
Una de las definiciones de cleptocracia dice que es el establecimiento y desarrollo del poder basado en el robo de capital, institucionalizando la corrupción y sus derivados como el nepotismo, el clientelismo político y/o el peculado, de forma que estas acciones delictivas quedan impunes debido a que todos los sectores del poder están corruptos, desde la justicia, funcionarios de la ley y todo el sistema político y económico.
Cada uno sabrá reconocer que tan cerca o tan lejos de eso está el gobierno de Pedro Castillo.