Cuajone, una de las minas de cobre más grandes del Perú dejó de producir hace más de un mes y al gobierno no le preocupa, no le interesa solucionar el abuso que un grupo de revoltosos promueve siguiendo consignas antiextractivistas, reclamando dinero por no trabajar y atentado contra la vida de cinco mil personas.
Cuajone se ha convertido en la prueba que hacía falta para demostrar que ministros y altos funcionarios, prefectos, subprefectos, jueces y fiscales son parte de la misma organización que busca destruir la economía del país para instaurar una asamblea constituyente y perpetuarse en el poder.
Toque de queda de 24 horas en Lima fue el experimento fallido de inspiración castrista para privar de libertad a las personas y someterlas al silencio frente al saqueo de los dineros públicos, la corrupción, el abuso de poder.
Cuando trabajadores de Cuajone vinieron a Lima a reclamar por sus derechos fueron ignorados por una burocracia dorada que saborea los manjares del poder de manera desvergonzada.
Cientos de millones de soles en impuestos se pierden con la paralización de Cuajone y así como puede ocurrir con Las Bambas, llegará el día que dejará de ser rentable para proceder al cierre definitivo, cuando el cobre tiene su mejor precio en el mercado mundial.
Lo que buscan es quebrar la economía del país para someter al pueblo al yugo comunista, al racionamiento de alimentos, a la esclavitud del socialismo, al atropello a la dignidad de las personas, a la miseria de una ideología trasnochada, al sueño de Abimael Guzmán Reynoso, al programa de Sendero Luminoso.
Dos muertos en las protestas fueron suficientes para que renuncie Merino, ninguno para que se vaya Kuczynski, pero ambos son personas con un mínimo de decencia, de dignidad, de sangre en la cara que Castillo no tiene porque es un miserable que no le importan los ocho muertos de esta protesta.
La avaricia se apoderó de su mente, no entiende de valores humanos, navega entre la miseria de ministros plagiarios, terroristas reinsertados, violadores, maltratadores de mujeres, asesinos y ladrones. Esa es su comparsa, sordo para las protestas que apenas ayer promovía encabezando marchas para destruir la carrera magisterial.
Nunca va a renunciar y habrá que sacarlo con la fuerza de la verdad, con el valor de los héroes de los que reniega cuando habla de 200 años de vida republicana, con la vergüenza de un pueblo que venció al comunismo en el campo y en las calles, en las plazas y en las urnas. Renuncia de una vez Castillo, estás destruyendo al país.