Henry y Patricia es una pareja que acaba de contraer matrimonio, como miles lo hacen todos los días en todo el mundo, salvo que se trata de la coronación de un romance que comenzó cuando eran adolescentes, se interrumpió por más de medio siglo y los volvió a reunir ahora que ambos son abuelos y viudos.
No hay edad para el amor fue la frase que se escuchó más de una vez y Henry Aragón confesó que estaba compartiendo estos momentos, únicamente con sus amigos de La Tertulia del Chivo, debido a que piensa que solo nosotros podemos comprender esta situación, por nuestra edad.
Todos los seres humanos somos capaces de comprender y aceptar el romance entre dos personas adultas mayores y mucho más cuando nos enteramos de boca de sus protagonistas una historia de esas que solamente se ve en películas.
Ella salía de colegio de monjas en la ciudad del Cusco cuando él la cortejaba desde un viejo jeep sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial y su bip bip era correspondido con el ligero movimiento de una mano de Patricia.
El padre, un médico que vivía en la Plaza de Armas, descubrió las inquietudes de su hija de 14 años con el joven del viejo jeep y para cortar por lo sano la envió a un internado en Lima y efectivamente se dejaron de ver por más de medio siglo.
Ambos son viudos, abuelos felices y más felices ahora que se reencontraron gracias a una misa a la que los dos acudieron, por lo que sospechan algo tuvo que ver Dios en todo esto.
Se casaron hace una semana y tuvieron que hacer un breve paréntesis en su luna de miel para compartir con nosotros chupes, truchas fritas, humitas, chicharrones y picarones en los salones del Club Cusco.
Que sean felices y les vaya bonito en esta nueva etapa de sus vidas. Un fuerte abrazo para Patricia y Henry.