El día tiene distintos momentos que asumimos generalmente de manera imperceptible, como que al mediodía es cuando hace más calor y debemos protegernos de los rayos ultra violeta o al atardecer llega la hora del sunset, la puesta de sol, el momento romántico que marca el comienzo de la noche.
Lupe Chávarri, amante de la fotografía, me ayudó a percatarme de la existencia de la hora azul, que no necesariamente dura 60 minutos, ocurre al amanecer y se llama así por la tonalidad del cielo cuando deja de ser noche.
Son pocos minutos que los fotógrafos aprovechan para lograr tomas especiales, con una tonalidad natural, sin filtros artificiales, con la frescura con la que acaricia la luz del amanecer, la lucha eterna de la claridad contra el momento más oscuro del día.
No todos los amaneceres brindan el espectáculo de la hora azul. Hay días que el amanecer es rojo y se va tornando naranja y amarillo hasta que la fiesta del color desaparece para rendirse ante el nuevo día.
Al atardecer, con la puesta del sol, lo que ocurre es “la hora dorada” que también tiene momentos rojos, naranjas y amarillos y es a la que con mayor frecuencia recurren los artistas cuando quieren referirse a algo bello.
“La hora azul” es también el título de una buena novela de Alonso Cueto que les recomiendo, sobre una historia después de la dura lucha contra el terrorismo en nuestro país.
“Azul” igualmente es el libro del poeta nicaraguense Rubén Darío, con cuentos y poemas de la más importante de sus obras.