Entre las numerosas anécdotas que cuentan los trujillanos sobre el ingeniero José Murgia Zanier, 16 años alcalde de Trujillo, 7 años presidente regional y dos años ministro de transportes y comunicaciones, existe una historia que ayuda a entender su éxito político.
Todas las mañanas, muy temprano, antes de acudir a la alcaldía, atendía a numerosas personas que lo visitaban en su domicilio, en el centro de la ciudad, principalmente para exponer asuntos que luego en su oficina resultaban difíciles de conversar con la tranquilidad que garantizaba su casa, lejos funcionarios con montones de papales que debía de firmar.
Una mañana una señora campesina pasó por la calle donde numerosas personas esperaban turno para ingresar y preguntó a uno de los vigilantes.
– ¿Para qué es esta cola?.
– Aquí atiende un famoso shamán que cura todas las enfermedades, contestó un bromista.
Lo que ocurriría cuando le tocó el turno a la señora solo lo pueden saber aquella mujer y el ingeniero, pero cada cual imagina la escena como mejor se le ocurra.
Murgia hizo realidad el Plan estratégico de desarrollo integral sostenible y el Plan de Desarrollo Metropolitano de Trujillo, el Plan Vial, Plan de Zonificación, Plan de Gestión del Centro Histórico, los planes directores de localidades Distritales, Planes de nuevos Asentamientos Humanos, que permitió considerar a Trujillo como una ciudad urbanísticamente planeada, lo cual fue un intangible que atrajo las inversiones privadas, financieras, comerciales y de servicios, impulsando el crecimiento de la población universitaria y de institutos superiores propia y foránea, así como la formalización de miles de comerciantes ambulantes convertidos en nuevos empresarios MYPE en los diversos centros y galerías comerciales. También se han realizado obras emblemáticas como los óvalos Grau, Papal y Mochica.
La última vez que conversé con él fue hace algunos años, un día que estuve de paseo por el Jirón Pizarro, en una de las cafeterías donde acostumbra desayunar leyendo los diarios.
Un amigo cercano me contó que en enero cumplió 83 años de edad, está totalmente retirado de la política y padece dificultades en la vista, pero conserva el mismo ánimo por buscar soluciones a los problemas de Trujillo y el espíritu solidario de algunas personas que lo siguen visitando todas las mañanas.
Era muy querido por los trujillanos y confío sigue siendo así, hago votos para que supere esos achaques que nos llegan con la edad y le expreso mi sincero reconocimiento a una persona que antes que autoridad ha sido siempre un ejemplo de solidaridad. Un abrazo a la distancia.