Faltan pocos días para que los niños vuelvan a sus colegios, a las clases presenciales y me temo que muchos se quedarán con los crespos hechos debido a que los locales se encuentran en malas condiciones, no les hicieron mantenimiento alguno, otros carecen de carpetas, techos, baños o ventanas y los profesores, muchos que no trabajaron los últimos dos años, amenazan con ir a la huelga.
Mario Vargas Llosa tenía la victoria en el bolsillo cuando se presentó a las elecciones presidenciales de 1990, pero un par de errores en el manejo de su campaña le arrebataron el triunfo y se quedó con los crespos hechos.
Así como existen ministros que un día antes de juramentar sus cargos no sospechaban que vestirían ese fajín, también hay otros que creían serían llamados a formar parte de la corte gubernamental y se quedaron con los crespos hechos.
Quedarse con los crespos hechos es experimentar una decepción respecto a algo que tenía que ocurrir, debía acontecer, pero nunca sucedió.
Es una desilusión, no se alcanzó la meta pese a que había hecho todo para que eso suceda.
La historia de los rizos se remonta al antiguo Egipto donde las mujeres enrollaban sus cabellos en palos de madera y cubrían de barro para conseguir una apariencia distinta a las de cabello enteramente lacio.
La estética del cabello atribuye simbolismo a los crespos que tiene que ver con dinamismo y espontaneidad y durante buen tiempo las familias reales de Europa dedicaban gran parte de su tiempo al cuidado de sus cabelleras.
Supongo fue por alguien que sacrificó buen tiempo a prepararse para algo muy importante, que no ocurrió, lo que dio nacimiento al dicho. No sé.
En nuestro mundo latino la que se quedó con los crespos hechos es Doña Florinda Corcuera y Villalpando Viuda De Mátalas Callando, la mamá de Quico. Ahora viuda, en la vida real, de Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”.