Decenas de flores rosadas brotan cada cierto tiempo de una pequeña maceta de no más de diez centímetros de alto y 20 cm de circunferencia y llaman la atención por encima de todas las demás plantas.
Es algo que sucede cada cierto tiempo en un ciclo que prefiero no descifrar para no quitarle el factor sorpresa a la naturaleza que me premia cada vez que aparece este grato espectáculo de color.
No sé cómo se llama y le digo la chascosa, por ser un manojo de 40 o 50 ramitas que la mayor parte del tiempo permanecen cerradas, verdes y apuntando a todas partes, como la cabeza de alguna despeinada.
Es uno de los dos bulbos que vendían en un puesto de flores en el viejo mercado de Surco, con el cuento que de ahí saldrían otras flores distintas a estas y al cartucho que resultó el otro bulbo.
A ras del suelo estaba expuesta a que la gata le diera mordiscos como acostumbra hacer con otras plantas, de modo que subí la pequeña maceta sobre un pequeño banco de madera y en agradecimiento presenta más de esas pequeñas y delicadas flores, rosadas y blancas, finas, graciosas, casi transparentes.
Como suele ocurrir con las flores abre sus pétalos durante el día y se van cerrando cuando llega la noche, para descansar como hacemos las personas y volver a deslumbrarnos en la siguiente mañana.
Dios nos encarga a todos una misión en la vida y a la chascosa le tocó alegrar las mañanas con el optimismo que derrocha su belleza.
Le atribuyen a Freud haber dicho que las flores son apacibles para mirarlas. No tienen emociones ni conflictos.
Publico una foto de la chascosa con la idea que alguien más entendido en estos asuntos florales la identifique, me diga su nombre y así poder conversar con ella de mejor manera. Gracias anticipadas.