Decimos que la cabra siempre tira al monte para dar a entender que hay ciertas inclinaciones a las que algunas personas no pueden renunciar. Desde niño dejaba todo por ir a jugar un partido de fulbito. Lo más probable es que lo siga haciendo de adulto.
Esa niña desde muy jovencita gustaba de andar con hombres mayores, entonces es muy posible que con los años siga haciendo lo mismo.
Ese muchacho fue detenido varias veces por arrebatar celulares. Por más que le advirtieron que terminaría en la cárcel, efectivamente, ahora está tras las rejas.
Si alguna vez criaste una cabra te habrás dado cuenta que son unos animalitos que siempre buscan subir a los lugares más escarpados, tienen vocación de andinistas.
Algunos estudiantes, desde la universidad, abrazan ideologías rebeldes, audaces y revolucionarias y aunque con el tiempo muchos de ellos cambiarán por teorías más realistas y exitosas, no faltan quienes se quedan enganchados como con un vicio al que no pueden renunciar y pasan años predicando los mismos rollos subversivos y cuando son completamente adultos, profesionales, aunque hayan demorado 20 años en obtener el título, siguen con las mismas ideas sepultadas en las catacumbas del Kremlin o bajo los escombros del muro de Berlín.
Sin calificar si son buenas o malas, las conductas de las personas suelen inclinar y predisponer a cometer actos similares, a veces como las cabras, que acceden a los lugares más difíciles y escarpados.
Mucho tiene que ver con lo aprendido a lo largo de la vida, en sus familias y suelen convertirse en “conductas heredadas”. Su abuelo era un gran jinete, igual que su padre y ahora le tocó el turno de demostrar públicamente las habilidades de las mejores caballerías.
Batallar contra viento y marea por conseguir sus metas es la característica de estas personas, como las cabras que siempre van al monte y no como las ovejas que prefieren seguir al rebaño.