Bolivia entregó su mar a Chile, se olvidó de la guerra y nos dejó en manos de los ingleses y su tropa araucana y pretende encima que paguemos otra factura por sus torpes decisiones con la complicidad de títeres del narco comunismo.
Ni las pruebas de los delitos cometidos, ni las grabaciones de sus reuniones clandestinas, a escondidas, ni confesiones de incapacidad para gobernar, ni tercas pretensiones de asambleas totalitarias a espaldas de la constitución o traicioneros ofrecimientos de obsequiar territorio a Bolivia, a cambio de un gas que se acabará muy pronto, son capaces de hacer recapacitar a los rojos. Son innumerables las denuncias por tráfico de influencias, nepotismo y corrupción presentadas en apenas seis meses.
Pensáaa les diría Gareca para que mañana tus hijos no se mueran de hambre, mírate la cara en el espejo de la dictadura venezolana para que entiendas lo que es necesidad, habla de libertad en las calles de La Habana para que sepas lo que es la moderna esclavitud.
¿Por dónde va a ser esa salida al mar para Bolivia si no es por Tacna? ¿para que murieron Grau y Bolognesi? ¿dónde está ese país que cumplió 200 años de emancipación? ¿desde cuándo somos súbditos del Foro de Sao Paulo?
Uno de los graves problemas de la educación peruana, en sus cursos de historia, es callar y permitir subsistan ideas erróneas de quienes fueron patriotas que ofrecieron sus vidas por el país y quienes traidores como Piérola que atacó al gobierno en vísperas de la guerra o Agustín Belaunde, jefe del batallón “Cazadores de Piérola” calificado de traidor por Francisco Bolognesi, que escapó de Arica, de la batalla, de la guerra.
El dictador Piérola pagó con creces los servicios políticos a Belaunde, con quien estaba ligado por compadrazgo, por los servicios que le prestó en sus “revoluciones”.
Otra sería nuestra idea de la guerra si contaran la sublevación de Piérola en Candarave y de cómo llegó al poder. Otra sería nuestra idea de Leiva y de Montero si explican de mejor manera el contexto en el que comenzó el conflicto.
La historia de las traiciones, lamentablemente, no termina ahí. Ahora escuchamos ofrecimientos de ceder soberanía territorial, “con la aprobación del pueblo”. ¿De qué pueblo? ¿del mismo que le dio su voto para que sea presidente?
Algo debe saber ese pueblo que no conoce el otro pueblo que votó en contra. Algún arreglo existe bajo la mesa de gente que no duda en traicionar a la patria para ganar a río revuelto como Piérola y Belaunde.
Los traidores a la patria que no merecen otra cosa que el rechazo general y muerte. Mal que Bolognesi no aplicó en su momento la pena de muerte a Agustín, el Belaunde traidor.