La revolución de las comunicaciones que estamos viviendo en el siglo XXI está produciendo cambios en la humanidad, tan grandes y mucho más aún que aquellos que trajo consigo la invención de la imprenta.
Recordemos, Johannes Gutemberg fue un orfebre alemán, inventor de la imprenta moderna, con tipos móviles, alrededor de 1440. Su trabajo más reconocido es la Biblia que se considera el primer libro impreso con tipografía móvil, y que fue clave para la propagación de las ideas de Martín Lutero y con ello de la Reforma protestante.
La invención de la imprenta trajo consigo una revolución cultural mundial, acercó al gran público al conocimiento, trajo cambios radicales en la educación y hasta en la religión, en todo el mundo.
Un siglo después de su invención, los españoles trajeron la primera imprenta al continente americano, a México y después llegó a Norteamérica y es gracias a la imprenta que se propagaron las proclamas patriotas en las luchas por la emancipación. Y así ocurrió en el Perú, junto con los ejércitos de San Martín y de Simón Bolívar.
Han tenido que pasar entre seis y siete siglos para que la humanidad experimente un fenómeno similar con la revolución de las comunicaciones que trae consigo la invención de las computadoras.
La comunicación satelital, internet, las redes sociales, los teléfonos inalámbricos, Facebook, Twitter, Instragram, Google , Linkedin, Instagram o TikTok pueden formar grupos y compartir información y elementos multimedia como imágenes o vídeos.
El periodismo como lo hemos conocido hasta estos días está desapareciendo y es a través de las nuevas rutas de la comunicación, que viene adquiriendo nuevas características.
No se trata, como hasta hace poco, de difundir las noticias, la narración de hechos de interés general, de manera más o menos objetiva.
Ahora, con las redes sociales, ese conocimiento llega de manera instantánea a los usuarios, de inmediato y muchas veces mientras vienen ocurriendo estas noticias.
Podemos ver la erupción de los volcanes, no importa en qué lugar del mundo y las inundaciones, los terremotos y los incendios, los asesinatos y las protestas callejeras, los goles del futbol en cualquier estadio de los cinco continentes.
No necesitamos que alguien nos diga lo que ha hecho el presidente de la república mientras estuvo en México o en Estados Unidos, sabemos lo que está haciendo en este mismo momento y lo que discuten en el congreso de la república o lo que sucede en el poder judicial.
Los periodistas tenemos que adaptarnos a las nuevas tecnologías al igual que los medios de comunicación. Los diarios, las radios y la televisión también tienen que adaptarse a estos cambios.
Cualquier persona con un teléfono celular en la mano se convierte de pronto en el periodista que va a registrar la escena noticiosa del día, el mundo se ha convertido en escenario de millones, miles de millones de potenciales reporteros, de eventuales periodistas, de camarógrafos o fotógrafos de los hechos más sorprendentes jamás imaginados.
Y entonces nos preguntamos qué sucederá con los periodistas. Ocurre que aquellos que no consigan adaptarse a estos cambios tecnológicos iremos quedando rezagados. Estamos obligados a navegar en las redes sociales.
En esta nueva era del periodismo universal, con herramientas digitales de la informática, del mundo en nuevas dimensiones, en una sociedad electrónica, virtual y computarizada, los periodistas deben seguir siendo protagonistas de la comunicación con la obligación de estar permanentemente conectados al acontecer noticioso a nivel mundial.
Esta nueva realidad es también la de plataformas digitales globales que ejercen una posición de dominio en el mercado de las telecomunicaciones. Las grandes empresas tecnológicas se han apoderado de un mercado mundial y son los medios tradicionales los que resultan más afectados y reclaman retribución por el uso que hacen de sus contenidos.
Los beneficios directos e indirectos de este mercado, ha generado la aparición de fortunas multimillonarias a costa de la ruina de los medios tradicionales.
Los enormes cambios producidos en el manejo de las noticias, dan lugar también al surgimiento de pequeños medios de comunicación virtual como son las páginas web, los blogs, las radios y emisoras digitales de televisión que abren infinitas posibilidades a los periodistas, los comunicadores del futuro.
Los ingresos que financiaban el periodismo profesional fueron captados por las grandes plataformas mundiales y surge la ocasión para que las iniciativas en pequeña escala busquen alianzas entre sí, para consolidar redes locales y regionales que les ayuden a promover un sistema digital sano y equilibrado en el que no sean algoritmos los que condicionen la distribución de las informaciones y contenidos noticiosos.
Las nuevas tecnologías son un reto para los periodistas, para los modernos comunicadores que deben agudizar sus sentidos, imaginación y creatividad a fin de promover el surgimiento de nuevos y modernos medios de comunicación que poco a poco reemplacen a los medios tradicionales aplastados por una realidad que sigue cambiando a un ritmo vertiginoso.