La conversación que sostuve con el presidente Fernando Belaúnde Terry mientras él navegaba por el rio Casiquiare, es una de las que más recuerdo por las limitaciones de las comunicaciones de esos días, que especialistas de la marina supieron superar en el mes de julio de 1983.
Estaba en la oficina de prensa del canal del Estado cuando recibí una llamada telefónica sorprendente. Un oficial de la Marina de Guerra me indicó que me pondría en comunicación con el presidente.
Con las limitaciones que también adolecía mi oficina conseguí una grabadora y pude conectarla al teléfono (todavía no existían los celulares) y sostuvimos un breve diálogo que fue la noticia del día.
El presidente se había embarcado en la cañonera “Amazonas” de la Marina de Guerra del Perú para navegar el río Casiquiare, tributario del rio Amazonas.
Se trató de una excursión insospechada por la audacia de una travesía que lo expuso a una serie de peligros propios de una selva poco explorada.
El Casiquiare se formas a partir del río Orinoco al suroeste de la altiplanicie del Duida, recorre su extensa llanura en la que recibe varios afluentes como los ríos Siapa, Pasiba y Pasimoni hasta formar el río Negro, que va a dar al Amazonas en territorio brasileño.
Belaunde soñaba con la colonización de la selva sudamericana para alimentar a la humanidad. Sostenía que el mundo hambriento también ha puesto su mirada en la zona del trópico húmedo. Diez millones de quilómetros cuadrados en Hispanoamérica desaprovechados: las cuencas del Amazonas y del Plata, en sus zonas más remotas, y la cuenca del Orinoco.
Explicó que estaba demostrando que debía aprovecharse este rio para unir las cuencas del Amazonas con la del Orinoco. Son 326 kilómetros en su mayor parte navegables.
El flujo del agua es en el sentido Orinoco-Amazonas, pero cuando este último está crecido es a la inversa. La explicación del fenómeno es el mínimo desnivel de los territorios por los que circula el Casiquiare y por la incierta divisoria de aguas entre ambas cuencas, que no es sino una vasta planicie repleta de zonas inundadas.
Hicimos varias copias de esa conversación y la primicia la tuvieron los amigos de Radio La Crónica, que funcionaba en el edificio de la Plaza Grau. Me arrepiento no haber conservado ninguna copia. Fue un diálogo rápidamente olvidado por los incidentes que se produjeron luego, cuando la embarcación encalló y comenzaron las burlas hacia una expedición intrépida e inoportuna, debido a que el país sufría los graves embates del terrorismo de Sendero Luminoso.