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sábado, noviembre 23, 2024

ADIOS AL HUALLAGA

Pero el PC-SL no sólo pedía dinero sino los balances de todos los cocales confiscados y el estado de la producción. Si se habían apropiado una ganadería entonces «tú tienes que decir cuántas cabezas, todo». «Eso no lo puedes engañar», insistía Willy, «porque vienen, controlan y preguntan a uno y otro”. “Compañero ¿cuántos ganados han confiscado?” o “cuántas hectáreas de chacra en producción has confiscado? ¿qué cantidad de producción sale, todo pues?” entonces ellos te controlan».

Y se presume también, que evaluaban el desempeño del logístico y por ende su nivel de «entrega» porque nunca faltaban oportunidades para medir el consentimiento de cada persona con la política del Partido. A pesar de la revisión constante a la que sometían los jefes de la guerrilla a los nombrados del comité, su manera y también la de sus combatientes siempre era cortés, al menos de mediados a fines de los ochenta «Como cualquier persona llegan… no vienen pues con prepotencia, con maltratos, nada, tranquilo llegan o si estás trabajando algo te hacían ayudar más bien, te daban apoyo».

En ese entonces todavía las venidas de la guerrilla solían ser momentos de expectativa e ilusión para los moradores. Sobre todo, para los jóvenes y los peones que se emocionaban al presenciar la fuerza local o fuerza principal luciendo «bien armados, bien uniformados como un ejército». Y cada vez que llegaban, ya se sabía que los jefes de la guerrilla convocarían a una asamblea de todos para dar instrucción política y luego pedir colaboraciones e incluso voluntarios para el EGP.

Willy insistió, sin embargo, que el apoyo que pedían siempre era libre, de voluntad propia, si bien «al último», hacia principios de los noventa, los mandos de la fuerza local y principal se volvieron muy «espesos ya», queriendo decir que presionaban mucho.

Una de las finalidades del presente informe ha sido mostrar la complejidad de la relación del PCPSL con el Alto Huallaga durante los años del «boom» del narcotráfico y contribuir al cuestionamiento de una identificación del PCP-SL, como movimiento político-militar, con la empresa de la pasta básica de cocaína, tal como se sugiere en el término «narcoterrorismo».

El uso y valor de dicho concepto es principalmente de índole estratégico e ideológico y, a nuestro parecer, fusiona discursivamente a dos grupos o actores de diferente naturaleza simplemente por el hecho de operar fuera de la legalidad del Estado peruano, empleando medios de violencia prohibidos por la ley.

Esto limita la discusión a un sólo nivel conceptual cuya finalidad es únicamente señalar quienes son los amigos y enemigos del Estado.

El PCP-SL sin duda desarrolló nexos muy estrechos con el mercado de la cocaína en el Perú. Informe CVR,

En adelante, el PC-SL  limitó sus acciones a la región del VRAEM.

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