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domingo, noviembre 24, 2024

DERROTA DEL MRTA EN MOLINOS

El viernes 28 de abril de 1989, cuando los dos camiones que transportaban a los emerretistas transitaban por la pampa Puyhuan, se toparon repentinamente con un contingente del Ejército, que se encontraban patrullando la zona.” [el Ejército] nos hizo parar, paró el otro carro que estaba adelante y a su atrás paré. Un teniente le dijo al terruco «¿qué llevas?», éste le dijo «papa, olluco, soy comerciante» y le pidió documento y no le ha querido dar su documento y no quería bajar tampoco […] Como los vio nerviosos, ordenó el EP [Ejército Peruano] que abriera la puerta de la carrocería. Al abrirla, escuchó disparos desde el interior.

Cuando el teniente EP Jhonny Morales, acompañado de algunos soldados, abrió la compuerta del camión para revisar supuestamente la carga de «papa», se encontró con los miembros del MRTA, armados y en posición de ataque. Inmediatamente el teniente Morales y sus acompañantes cayeron fulminados por las ráfagas de los fusiles. Ellos eran: el Sargento Efraín Huaranga, Yuri Portocarrero, Ulises Rivera, Ladislao Choque y el Cabo Jorge Flores.

En la versión de uno de los sobrevivientes del MRTA, se constata que el Ejército tomó totalmente desprevenidos a los subversivos: Primero, el camión se detiene y comienzan a alumbrar con una linterna y el camión continúa y de repente se ven soldados por ahí, los detienen y preguntan «¿qué hacen?», «estamos llevando papa». Después un teniente o sub oficial venía, alumbró y los dejó pasar.

Entonces, el compañero supuso que era una patrulla, una patrulla son treinta hombres, si no se han dado cuenta mejor paso nomás, pero cuando el camión continuaba la marcha se dieron con la sorpresa que venían columnas por los lados de la carretera, el camión tuvo que ir despacio; ya pasando más de la mitad, lo detienen ya por segunda vez. Ahí parece que estaba el oficial que estaba a cargo, Mayor, y él ordena revisar. Yo me despierto ahí cuando escucho bulla, «bajen, bajen» decían, y los compañeros que estaban delante esperan, el chofer ha bajado, los soldados quisieron abrir la puerta de atrás y nosotros teníamos la puerta asegurada, había compañeros indicados para eso.

El chofer ha subido, le mandaron para que abra la puerta, los compañeros preguntaron «¿qué pasa?», «ellos son los soldados», le indicaron que se retire, bajó el chofer y los soldados seguían forcejeando la puerta. Ellos seguramente pensaron en un camión con campesinos, entre ellos uno o alguien sospechoso, este… vieron algo sospecho, no sé, escucharon algo sospechoso, ¿por qué pararon por segunda vez? pero lo que sí que, cuando ellos siguieron forcejeando la puerta, nosotros escuchamos disparos, estaban disparando y los compañeros que estaban en la puerta salieron disparando ya. Los compañeros que iban adelante también. Había dos compañeros adelante y el grueso atrás.

La sorpresa fue grande para ambos bandos: Ahí comienza el combate, hemos salido casi la mayoría de los compañeros del primer camión, los compañeros que estuvieron adelante también lograron salir. Cuando nosotros escuchamos los tiros, nosotros hemos salido disparando también, o sea, bajo, disparo, agoto mis municiones de una cacerina, tuve que cambiar, en ese momento ya sabíamos que eran los soldados, cuando tienes ese tipo de situaciones lo que tienes que hacer es ponerte siempre a buen recaudo, o sea, parapetarte, buscar un parapeto, fuimos a un lado y nos chocamos, los soldados estaban corriendo, o sea, ellos fueron más sorprendidos, yo vi que bajaban y un poco más podía agarrarle las botas y así hemos tenido que combatir.

Más de la mitad estábamos afuera, o sea, en el mismo camión veníamos como 23, entonces había varios compañeros que estaban heridos, venían disparos de diferentes lados, ellos no solamente estaban a nuestro alrededor, sino también por los costados, había por diferentes lados. Lo que yo sé es que en ese lado que han estado de la carretera, de ahí también han estado disparando hacia los camiones, nosotros estábamos alrededor de los camiones

Otro de los sobrevivientes del enfrentamiento añade:  y en eso se ve que las balas empiezan a atravesar los costados de los camiones y a cruzarse las balas del lado derecho y de la izquierda. Ya bueno veo que los compañeros estaban saliendo, yo estaba en la parte del fondo, pegado a la caseta, entonces veo que algunos salen corriendo y otros agachados, otros empiezan a rampar y también veo que algunos compañeros caen ahí heridos de bala, lo único que hice yo, como las balas venían de la parte baja hacia arriba, entonces se encontraban más o menos a media altura de la carrocería del camión, entonces yo trato de agacharme y paso por abajo, entonces ahí había incluso una llanta de repuesto del carro, entonces me acerco ahí, me detengo un poco y sigo avanzando hasta llegar al piso, al suelo; los compañeros de mi costado también comenzaron a bajar, ese fue el punto por donde salimos, el centro del carro, porque en los costados ya habían muerto algunos.

De acuerdo a los sobrevivientes entrevistados por la CVR, algunos subversivos solicitan el alto al fuego, pero son igualmente abatidos por los miembros del Ejército: Cuando yo escucho esas voces «alto al fuego, alto, alto» hay un momento en que se controló, se calló, silencio, silencio total. Pero no amanecía todavía. En ese momento es que nosotros tratamos de llegar a los heridos y sacarlos, pero no se podía, era imposible.

«Nos rendimos» no escuché, pero sí «alto al fuego», el compañero Cava Cord [dijo] «alto al fuego», él no era el mando ahí, él estaba ordenando el alto al fuego, y ahí le disparan. Todavía se da un tiempo «alto al fuego, alto al fuego», y nosotros hicimos un poco de alto al fuego, pero los soldados siguieron disparando y ahí cae…

Poco después llega un refuerzo del Ejército que, según la versión de los subversivos sobrevivientes, dispara a discreción: El helicóptero llega más o menos a las 5.30. El helicóptero es el que arrasa con todo, o sea, a los que han estado en el Ejército, a los del helicóptero no les ha importado que han sido miembros del Ejército o del MRTA, han arrasado con todo.

Miembros del Juzgado Penal Provincial de Jauja realizaron las autopsias de ley, redactaron los protocolos de necroscopia e identificaron los 63 cadáveres ingresados a la morgue, de los cuales 58, según algunos testimonios, eran de militantes del MRTA.

El general Enrique López Albujar fue asesinado por un comando del MRTA en Lima en enero de 1990. El MRTA justificó su asesinato afirmando que López Albujar había ordenado el «repase» de heridos y el asesinato de emerretistas rendidos.

Informe CVR páginas de 227 a 232.

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