La mayor parte de los 92 años de Tacna reincorporada al Perú transcurrieron con la frontera con Chile abierta al tránsito de comerciantes y turistas, salvo breves y excepcionales periodos inmediatamente después de los golpes de Estado de Pinochet en Chile y Morales Bermúdez en el Perú.
Lo que se vive en estos días, sin embargo, escapa a todo lo vivido en el pasado debido a la pandemia que mantiene en alerta los servicios de salud de Chile y Perú. Este bloqueo fronterizo perjudica gravemente la economía de Tacna y Arica.
Desde los orígenes de la ciudad de Tacna, entiendo inicialmente como una suerte de almacenes para proteger mercadería valiosa procedente principalmente de Bolivia y ponerla a salvo de piratas y corsarios, hasta la llegada de los buques que la transportaría a su destino, especialmente España.
Mentiría si dijera una cifra siquiera aproximada de la cantidad de veces que visité el puerto de Arica ya sea por razones de paseo o en búsqueda de algún producto difícil de encontrar en Tacna o porque me resultaba mucho más barato que comprarlo en el Perú.
Y eso tiene que ver con el tipo de cambio de las monedas. Algunas veces resultaba favorable a los peruanos, que viajamos a Arica a comprar de todo y sumando el costo del pasaje resultaba siempre más cómodo que adquirirlos en Tacna.
En los últimos años ocurrió un fenómeno inverso y Tacna, al ubicarse la moneda chilena más fuerte que la peruana, nuestra ciudad se vio favorecida por la afluencia masiva de chilenos interesados en comprar barato y acceder a todo tipo de servicios a precios convenientes para ellos.
Miles de personas cruzando a diario la frontera era el termómetro de esta interdependencia a la que estábamos acostumbrados y que alimentaba a toda una ciudad, dedicada a atender esa demanda cada vez mayor por productos y servicios peruanos de salud, alimentación, turismo y venta de todo tipo de mercaderías.
En Chile se mantiene la prohibición de ingreso a los extranjeros no residentes, a la vez que los chilenos y extranjeros residentes podrán entrar a ese país, como hasta ahora, además de las excepciones previstas para aquellos que cuenten con un salvoconducto emitido en consulados de origen.
Para poder entrar a Chile solo se puede por el aeropuerto de Santiago, se requiere una declaración jurada, contar con una PCR con no más de 72 horas de antigüedad y someterse a una prueba diagnóstica a la llegada al país. Asimismo, el viajero debe someterse a una estricta cuarentena de diez días y las autoridades realizan un seguimiento de 14 días gracias a información de síntomas, entre otros, facilitada por el interesado.
La Zona Franca de Tacna pierde alrededor de 20 millones de dólares mensuales que se dejan de vender a los compradores chilenos. Decenas de restaurantes, medio centenar de hoteles y numerosas empresas de transporte han quebrado o están al borde del colapso económico.
En casi un siglo de su reincorporación al Perú nunca Tacna vivió una crisis como la de estos días y las autoridades regionales y nacionales poco o nada hacen por atender a miles de familias tacneñas castigadas por la incompetencia de los gobiernos de Vizcarra y Sagasti para afrontar la epidemia.
Poco favor nos hace ser el país que peor afrontó la emergencia, según opinión de organismos internacionales y solo nos queda confiar que el gobierno del profesor Pedro Castillo, sepa encontrar la manera de aliviar la situación que castiga a los hogares tacneños.
Similar situación se vive en otras ciudades fronterizas como Tumbes, Puno e Iberia, en Madre de Dios y demandan un plan de auxilio económico para los más afectados.