«¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?” es un dicho que nos cae de perilla en el trato a migrantes venezolanos que escapan de la dictadura comunista de Nicolás Maduro.
Y para explicar de qué se trata comienzo por la perilla, que es una pieza que forma parte de la montura de los caballos a la que recurren los jinetes principiantes parta evitar caídas cuando pierden el equilibrio. Me cae de perilla es el dicho.
Pero el asunto de los migrantes y el ojo ajeno tiene que ver con la política de cerrar la frontera, hasta con tanques de guerra, mientras criticamos a Donald Trump cuando pretendió construir un muro y así impedir el ingreso de migrantes ilegales.
Sin embargo, aplaudimos al gobierno que dispuso un ejército y tanques de guerra para frenar el ingreso ilegal de hombres, mujeres y niños que escapan de Venezuela para buscar refugio.
Ni la epidemia del coronavirus ha podido frenar a millones de venezolanos que abandonan sus casas, familias y amigos para huir de la opresión que significa el yugo socialista.
Y es que el socialismo es un régimen dictatorial donde desaparecen las libertades individuales en pro, supuestamente, de un bien colectivo.
Pero la realidad es de un sistema diseñado para favorecer a los gobernantes con la poca riqueza que le queda al país de las más grandes reservas de petróleo del mundo. Viven en la indigencia por culpa de una política económica que fracasó en todas partes.
Prefieren vivir junto a los que estamos sentados en el banco de oro, aunque encuentren violentos enfrentamientos con grupos violentos que enfrentan a peruanos con venezolanos y poco o nada hace la policía por evitarlo.
Hay quienes afirman se esconde la mano de Nicolás Maduro tras estos últimos incidentes de odiosa xenofobia.