Del baúl de los recuerdos rescato esta foto en la que compartimos un almuerzo algunos periodistas de Tacna, en los primeros años de la década del 70, probablemente en la cafetería del diario Correo.
Entre ellos está Raúl Urviola Hani, entonces jefe de la oficina de relaciones públicas de lo que hoy es la oficina regional del Ministerio de Educación, hermano de Oscar Urviola Hani, abogado y expresidente del Tribunal Constitucional, presentado hace poco por Keiko Fujimori como defensor del partido Fuerza Popular, ante la posibilidad que se termine de consumar el fraude electoral.
Oscar está llamado a convertirse en uno de los héroes del bicentenario, que consiga salvar la democracia amenazada por un proceso viciado debido a actos irregulares (fraude) cometidos de manera sistemática por miembros de la izquierda radical.
Fueron partidarios de Perú Libre los primeros en plantear impugnaciones contra 1,300 actas de las mesas de votación de la segunda ronda del último 6 de junio.
Los fujimoristas piden la nulidad de otras 800 actas, con lo que el número de votos comprometidos que el Jurado Nacional debe revisar y pronunciarse, suma más de medio millón.
Oscar Urviola ha razonado y sostiene que hasta el último fin de semana la ventaja de Castillo sobre Fujimori, de votos contabilizados por la Onpe era de 70 mil. Esta cifra bajó en los últimos días a 44 mil, luego que los jurados especiales y el JNE revisaron algunas de estas actas.
Lógica es la desesperación de los seguidores del lapicito, incluyendo a miembros del gobierno, para que se proclame vencedor a Castillo cuando las autoridades electorales no están ni en la mitad de su tarea.
El JNE está en manos de dos impresentables que en lugar de velar por la transparencia del proceso abonan en favor de maniobras sistemáticas y masivas que adulteran el resultado.
Julio Guzmán, líder de los moraditos, el partido del presidente Sagasti, tiene sus propias matemáticas y reconoció vencedor al profesor de Chota, desconociendo la invocación del poeta de esperar el pronunciamiento final del JNE.
A mi buen amigo Raúl le quedan unos pocos pelos, igual que a mi, que seguramente sucumben con el estrés electoral de estos días.
Raúl Urbiola, de tan preocupado que está ya no luce como en la foto después que una
asonada incendió la prefectura, siendo Gobernador de Tacna, luego del moqueguazo del lagarto Vizcarra. Adelanto una foto y les cuento la historia mañana.