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sábado, noviembre 23, 2024

RECORDANDO A SERGIO

Era un muchacho inquieto y travieso, mejor para el fútbol que para los estudios, amiguero y enamorador. Había nacido en Arica y la pérdida prematura de sus padres lo llevó a Tacna, donde fue criado por familiares y se juraba peruano hasta que un día, luego de terminar los estudios de secundaria, tuvo que regresar a Chile para cumplir con el servicio militar.

 

La media hora de camino que separa Tacna de Arica no fue obstáculo para estar junto a Mirza, con quien contrajo matrimonio y tuvo tres hijos, muy rápido, casi sin darse cuenta.

 

De adulto la nacionalidad se convirtió en problema por ser ciudad de frontera. Le resultaba más fácil conseguir trabajo en el puerto, de modo que para no derrochar recursos en viajes diarios, quedaba algunos días a dormir en Arica, pero regresaba a Tacna los viernes o sábados, para quedarse con su esposa e hijos hasta el lunes.

 

Era poco afecto a conversar de política pero cuentan, quienes lo vieron por última vez, que fue un viernes cuando luego del trabajo salió a cenar con unos amigos de quienes luego de risas, carcajadas y algunas maldiciones contra el dictador Pinochet, se despidió para abordar el taxi-colectivo que lo devolvería a Tacna.

 

Los pasajeros del mismo taxi contaron, hace cerca de cincuenta años, que los carabineros le pidieron que baje del vehículo y nunca más se le volvió a ver.

 

Nunca más hubo noticias de mi amigo Sergio. Las autoridades callaron en siete idiomas. Ni siquiera informaron de su supuesta detención. En el Perú también se vivía bajo un duro régimen dictatorial, no tan sangriento pero igualmente con prensa amordazada, medios de comunicación en poder del Estado, periodistas deportados, encarcelados o despedidos. Teníamos indicación de no perturbar las relaciones con Chile.

 

Los políticos chilenos que huían de Pinochet y cruzaban la frontera a pie, eran devueltos silenciosamente, mientras se apuraban en minar la frontera. En todo Chile los seguidores de Allende caían por millares, mientras en el Perú los izquierdistas criollos coqueteaban con la dictadura. Creo no equivocarme si afirmo que en Bolivia y Argentina también gobernaban militares. Los izquierdistas chilenos no tenían por donde escapar.

 

Han pasado muchos años y los niños de Sergio deben ser adultos, seguramente casados y con hijos. Para ellos nunca hubo Comisión de la Verdad, ni la habrá. Aquí la verdad comienza recién en 1980.

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