Francisco Bolognesi es mi héroe, nuestro héroe. El valiente ofreció su vida en defensa de la patria y guio mi niñez y juventud. El patriota que sabiendo que enfrentaría un ejército más numeroso y mejor equipado, supo decir con honor que no se rendía y peleó hasta quemar el último cartucho, el 7 de junio de 1880.
Defendió el Morro de Arica, junto con Alfonso Ugarte y muchos otros peruanos, en una batalla desigual pero ejemplar por el valor de ese grupo de hombres que tuvo el encargo de defender el puerto de Arica.
Inútil fue la espera de refuerzos que nunca llegaron de Arequipa para defender Tacna y Arica. No se movieron de la ciudad blanca por desorganización, ausencia de una jerarquía previamente establecida, carencia de un servicio de transporte, falta de pertrechos y Piérola.
La historia que nos contaron en el colegio estuvo mal contada. No dicen toda la verdad y eso es algo de lo mucho que debemos corregir. Cuando no se dice toda la verdad entonces se cometen los mismos errores que causaron la derrota.
El día de la respuesta, cuando Bolognesi dijo que no se rendiría, hubo como Judas en la última cena, un traidor que estaba dispuesto a entregarse mansamente sin ofrecer resistencia.
El comandante Agustín Belaúnde que inmediatamente fue acusado por Bolognesi, arrestado y se elevó un parte en el que el héroe pidió sea procesado conforme a las leyes de ese momento.
Belaúnde huyó y se cruzó en Tarata, en la sierra de Tacna, con el Prefecto Pedro Alejandrino del Solar quien se dio cuenta que estaba escapando de la guerra y no lo pudo fusilar debido a que no contó con la presencia de oficiales que validaran un consejo de guerra.
El traidor siguió huyendo rumbo a Bolivia, reapareció a los tres años y nuevamente fue reconocido en Tacna cuando las placeras le arrojaron papas y verduras y le gritaban su deslealtad.
Después fue elegido diputado, por el partido pierolista, en la escondida Tayacaja, donde no conocían la historia de su infidelidad.
Cuando no se cuenta toda la verdad estamos expuestos a que después cambien la historia, los héroes los convierten en villanos y los traidores resultan elegidos diputados o congresistas.
