Caminaba de regreso a mi casa, saliendo del colegio muy tarde, cuando me llamó la atención el sonido de unas matracas proveniente de un canchón, en la calle Zela y curioso me asomé para ver de qué se trataba y descubrí algo que me deslumbró, eran los miembros de la Compañía de Morenos de Tacna.
Es una sociedad religiosa que expresa su devoción y fe en Dios y la Virgen, mediante bailes que alguna semejanza encuentro con los africanos cargadores de féretros que aparecieron en las redes sociales, en memes de la primera cuarentena del coronavirus.
Se trata de dos asuntos totalmente diferentes y temo puedan ofenderse con la comparación, inevitable, en vista que ambos grupos están compuestos por varones de ternos oscuros adornados por cintas semejantes a la banda presidencial.
Los bailarines cargadores de féretros son parte de la cultura de Ghana, un país de más de 30 millones de habitantes, ubicado en África Occidental entre Togo y Costa de Marfil.
Los Morenos de Tacna practican estas danzas, supongo de raíces africanas, para participar de manera especial en la peregrinación a la Virgen de las Peñas, en Arica y al Señor de Locumba.
Soy devoto de la Virgen de las Peñas, siempre está en mis oraciones y cada vez que voy a Tacna visito su imagen en la iglesia del Espíritu Santo. Mi veneración nació precisamente viendo los ensayos de Los Morenos, que se convirtió en uno de mis entretenimientos preferidos.
Su baile es muy simple, con pasos marcados por el sonido de las matracas, que antiguamente usaban para reemplazar a las campanas y callar a la multitud.
Estos instrumentos de origen oriental se fabricaban tanto en la China como en el África, que nada tenían que hacer con el uso religioso, pero resultaron útiles cuando se incorporaron a la cultura española que las adoptaron de los árabes.
Me habría gustado pertenecer a la Compañía de Morenos y cuando dije eso a mi madre me respondió que era muy niño, tal vez más adelante, cuando creciera. Después me olvidé del asunto hasta hoy que es demasiado tarde.