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sábado, noviembre 23, 2024

TACNA

HONOR A BOLOGNESI

En secundaria, en la GUE Bolognesi como en todo el país, había un curso llamado de pre-militar, para familiarizarnos con el lenguaje y ejercicios castrenses. El “Pavo” Ever Barreto Fernández era un suboficial del ejército que nos trataba como a soldados y si de jugar a la guerra se trataba, entonces contaba con toda nuestra entusiasta participación, unas pocas horas a la semana bastante divertidas, con unos viejos fusiles automático ligeros (FAL) aunque tuviesen poco de automáticos y mucho menos de ligeros.

 

Armar y desarmar los viejos FAL se convertía en un entretenimiento acompañado de la formación de grupos de combate y recitales de todas las estrofas del Himno Nacional, de atrás para adelante y de adelante para atrás.

 

Bolognesi era nuestra inspiración y siempre nos hablaron del heroísmo de los peruanos en Arica, en la batalla del morro y el Día de la Respuesta, cuando Bolognesi les dijo que pelearía hasta quemar el último cartucho. Pero lo que nunca nos contaron es que en Arica hubo traidores, que Bolognesi así calificó a Carlos Agustín Belaúnde.

 

Esto es parte de lo que cuenta el historiador Alfonso Bouroncle Carreón: Carlos Agustín Belaúnde no fue el único desertor, igual que él también huyeron el coronel Segundo Leiva, el sargento mayor Manuel Revollar, el capitán Pedro Hume, el subteniente Enrique F. Dávila, el subteniente Simón Quelopana y el sargento segundo Gabino Vargas.

 

Esto debe sonar desagradable para muchos oídos, pero al citar esa investigación pretendo llamar la atención sobre pasajes de nuestra historia que muchos prefieren ignorar y ahí está precisamente la raíz de nuestras desgracias.

 

Cómo no admirar y saludar como soldado al héroe que inspiró mi vida y sospecho de la mayor parte de los tacneños, el valiente coronel Francisco Bolognesi y todos quienes lo acompañaron en la Batalla del Morro de Arica. Lo que no está bien, repito, es que en Arica hubo también traidores y cobardes que la historia calla y oculta para silenciar una culpa que no debe ser nunca perdonada. Enseñen la verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad.

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