La bella durmiente es el símbolo de un pueblo hospitalario y acogedor, en las faldas de cerros que en el horizonte dibujan la imagen que asociamos al famoso cuento infantil de Charles Perrault.
Es una de las puertas de ingreso a la selva con los últimos rasgos de la imponente cordillera de Los Andes y las primeras manifestaciones de jungla amazónica.
Así como sentimos el murmullo de las olas cuando estamos cerca al mar, también escuchamos la música de las aves que pueblan la selva, acompañada del sonido bajo, ronco, imperceptible del río Huallaga y las balsas y canoas que lo navegan cargadas de frutas y peces multicolores.
La distancia entre Lima y Tingo María es de 550 kilómetros que. en la carretera enteramente asfaltada demanda entre 10 y 12 horas de viaje. Otra posibilidad es la vía aérea hasta Huánuco y luego un viaje de 120 kilómetros por carretera. Por la peste existen restricciones para los vuelos.
El Huallaga es uno de los ríos más caudalosos y en parte de su recorrido tiene entre 200 y 300 metros de ancho. Navegarlo es una experiencia placentera.
Entre los atractivos de Tingo María está la exhibición de plantas y animales en el Jardín Botánico, Museo de Zoología, Zoocriadero UNAS, serpentario Animals Paradise, el Parque Nacional , los balnearios de Aguas Sulfurosas o de Las Alcantarillas o las Cuevas de las Lechuzas, de las Pavas y Huayna Cápac, la laguna El Milagro o las cataratas Velo de las Ninfas, San Miguel, Gloriapata, Santa Carmen o la catarata de Ugarteche o Neptuno, en la cuenca del rio Ugarteche.
Algo estuvo haciendo un pariente por ahí para que en la familia gocemos de tamaño privilegio.