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sábado, noviembre 23, 2024

EL COME POLLO

 

“Come pollo” es el apelativo que le puso la prensa al congresista José Anaya Oropeza, de Unión por el Perú, acusado de falsificación de documentos y delito contra la administración pública por peculado y condenado a cinco años de prisión.

Fue declarado culpable por presentar ante la oficina de tesorería del Congreso, boletas de venta adulteradas con las que buscó rendir cuentas por gastos operativos de los meses de abril y mayo del 2007 por consumo de pollos a la brasa en un restaurante, por montos que pasaban los mil soles. Debió permanecer en prisión hasta febrero del 2016.

Después se han presentado varios casos más, como el del propio ex presidente del congreso, Daniel Salaverry, que sin embargo ha logrado escabullir a la justicia, tal como sucede con su socio electoral Martín Vizcarra. Una justicia, que ya vemos, mira con distintos ojos a los acusados, según el color de sus ideas.

Con 16 votos a favor y 2 abstenciones, la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales aprobó el informe final referido a las denuncias acumuladas contra el excongresista Daniel Salaverry Villa, el cual concluye en acusarlo por la presunta comisión de los delitos de peculado doloso, falsedad ideológica y falsedad genérica,

La invocación que se escucha por todas partes es no queremos más come pollo. Y es triste que eso pueda haber ocurrido en el parlamento nacional, al que llegan personajes que no solo no aportan al debate alturado de las leyes, sino que entorpecen con sus votos comprados.

Contra todos los pronósticos quiero creer que este domingo vamos a elegir candidatos que no van al parlamento a defender intereses privados, proyectos de ley amañados, investigaciones forzadas, denuncias manipuladas, informes falseados.

Quiero creer que vamos a elegir a los mejores de cada partido político, aunque no todos podrán pasar la valla electoral. Pronostican que esta vez será un parlamento mucho más fragmentado que todos los que hemos tenido hasta el momento. Ojalá que no sea así, aunque las reglas de la democracia nos dicen que se debe respetar la opinión de todos, aunque sea una escasa minoría.

Otra modalidad delictiva en la que suelen incurrir los congresistas es la de “fraccionar” sueldos de sus colaboradores con el pretexto de contratar a más personas o simplemente llevar a su empleada doméstica para quedarse con la mayor parte de su sueldo.

Ojalá surja un líder que ponga orden y acabe con estas corruptelas onerosas para los contribuyentes y el sistema democrático.

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