Los mayores enemigos que tiene la institución de la familia son los caviares, esa elite que apareció con la ideología comunista. Son los chicos bien, los pitucos que adoptan poses radicales para, sin renunciar a las comodidades burguesas, jugar a defender una revolución, buscan un cambio que igualmente se acomode a sus conductas y tranquilice sus conciencias.
El alto precio que aquí y en todo el mundo tiene el caviar es lo que dio origen al nombre, la etiqueta que identifica a los políticamente correctos, según ellos mismos.
Aunque mantienen buenas relaciones con los extremistas que toman las armas, jamás caerían en esa tentación reservada para los proletarios, como con el servicio militar.
Tienen una agenda anti familia especialmente después de la caída del muro de Berlín y del fracaso de su ideología. Entonces se refugiaron en nuevas agendas primero con el divorcio, luego el matrimonio homosexual, la ideología de género, la legalización de las relaciones con menores de edad y consumo de drogas, el aborto y la eutanasia.
No faltan arribistas, igualados, que intentan compartir esas ideas pero no son caviares, solo alcanzan a “jureles” debido a que no pueden sostener el mismo tren de vida, que por momentos demanda un viaje a Europa, Estados Unidos o Can Cun. No todos pueden frecuentar restaurantes de cinco tenedores, veranear en Asia, aplaudir el último estreno de teatro y dormir toda la mañana.
Atacar a la familia es parte de la agenda caviar, de la agenda LGTB, del feminismo, de la ideología de género, alentada y financiada con recursos internacionales, por las Naciones Unidas y las numerosas ONG dedicadas a sustentar la mayor de sus contradicciones.
Se asumen defensores de los derechos humanos y promueven el asesinato de los no nacidos. Dicen que defienden la constitución y no velan por el respeto al artículo 2 “ el concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le favorece”.
Juran defender los derechos humanos pero callan cuando la declaración universal, en su artículo 26, señala que los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.
En el Perú no se puede escoger el tipo de educación debido a que existe un solo currículo escolar, ideologizado e impuesto sin el consentimiento de los padres de familia. No se puede escoger el tipo de educación, solo existe un solo, único, exclusivo y obligatorio currículo escolar. Los enemigos de la familia están en los organismos creados supuestamente para defenderla.