Una enorme araña de diez metros de altura es el imán que atrae a miles de turistas todo el año a Bilbao, España, en el País Vasco y se llama MAMÁ, obra de la escultora Louise Burgeois en homenaje a su progenitora.
Es una figura intimidante, escapada de alguna película japonesa de terror, para niños, por el realismo de un insecto gigante que podría devorar personas.
Bilbao es la capital de la provincia de Vizcaya, al norte de España y con una población que no llega al medio millón de habitantes, cuenta con un Museo de Arte Contemporáneo que lleva el nombre de Salomón Guggenheim, un judío que fue dueño de la mina subterránea más grande del mundo y que en su vejez promovió una organización dedicada a preservar el arte contemporáneo.
A espaldas de este museo, orgullo de los vizcaínos, se encuentra la impresionante escultura de bronce, acero y mármol de 22 toneladas de peso.
El propósito que la inspiró es muy diferente al que podríamos sospechar, de causar miedo, de asustar. Todo lo contrario, la autora le puso el nombre de Mamá debido a que consideró que su madre era capaz de tejer la tela de los afectos y también de quedar atrapada en ella.
España, como todo el mundo, ha visto reducido a casi nada el flujo de turistas, que es una de sus principales fuentes de ingresos y en Bilbao extrañan la presencia de miles de visitantes atraídos por el singular encanto de la araña gigante.
La araña también solía viajar, antes de la epidemia, para visitar diversos museos del mundo entero y ojalá más adelante se animen a invitarla para que se una vuelta por nuestra ciudad y se coma algunos bichos que merodean por el Museo de la Nación.