Le dicen tren macho como afirman también que sale cuando quiere y llega como puede, pero la realidad es que se trata de un servicio interdiario entre Huancayo y Huancavelica. Lunes, miércoles y viernes sale de Huancayo y martes, jueves y sábado de Huancavelica.
Lupe Chávarri tuvo la suficiente valentía para subir a este tren buscando, como es su costumbre, las vistas más espectaculares que ofrece la naturaleza.
Se construyó durante el gobierno de Don Augusto Bernardino Leguía y alcanzó a cubrir la ruta actual recién desde 1933. La idea es que debía continuar hasta Ayacucho, pero quedó así, esperando un nuevo aire que en algún momento tendrá que llegar con las modernas tecnologías.
Junto con el ferrocarril Tacna Arica, son los únicos trenes administrados por el Estado y padece de las conductas de burócratas pusilánimes y políticos miopes.
La llegada de los trenes al Perú, especialmente durante el periodo que estuvo con vida Enrique Meiggs, el país gozó de una revolución económica gracias a la posibilidad de facilitar el intercambio de productos entre distintas regiones.
Por eso el esfuerzo y empeño en sembrar rieles como los que hacen posible el Tren Macho y es lamentable que no se insista en actualizar un sistema de transporte que va de la mano con el desarrollo de los países más avanzados.
Estamos en pleno siglo XXI pero realidades como este servicio de transporte, congelado en tecnologías obsoletas, grafica nuestra condición de país subdesarrollado.
Subir al tren macho es iniciar un viaje de aventura que todavía pueden hacer viajeros dispuestos a enfrentar algunos peligros, con tal de apreciar la belleza de nuestra singular geografía.