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sábado, noviembre 23, 2024

JOSÉ LUIS VARGAS SIFUENTES

Sucre me puso de nombre mi padre, en honor al libertador, al vencedor de Ayacucho y la explicación completa recién la tuve de adulto, cuando mi primo Rubén me alcanzó la carta que le dirigió a Pedro Ugarteche Tizón, narrando la razón de su ocurrencia.

Nunca sospechó las complicaciones que me ocasionaría, comenzando por la sorpresa de todos los que al leer mis documentos personales terminan preguntando si es nombre o apellido.

Y esa duda causó más de una confusión a la hora de tramitar certificados, partidas, documentos de identidad, títulos de propiedad, escrituras y hasta diplomas, como el que una vez recibí en La Quinua, el escenario de la batalla, en Ayacucho.

Igual de adulto y no hace mucho recibí una narración que describe aspectos poco conocidos del enfrentamiento entre patriotas y realistas que muy amablemente me alcanzó mi colega y amigo José Luis Vargas Sifuentes, destacado escritor y cronista parlamentario.

La noche del 8 de diciembre el general José Antonio Monet, montado en su caballo y vistiendo un esplendoroso uniforme lleno de condecoraciones, acompañado de otros oficiales españoles, se acercó hasta el campamento enemigo y le dijo al general Córdoba: «En nuestro ejército como en el de ustedes, hay jefes y oficiales ligados por vínculos de familia o de amistad. ¿Sería posible que antes de rompernos la crisma, conversasen y se diesen un abrazo?» Así, tras la autorización de Sucre, más de cien oficiales de ambos ejércitos se reunieron desarmados en un sector neutral del campo previo a la trascendental batalla”.

“Antes del inicio de la batalla, hubo otra tregua de media hora que es seguro se prolongó un poco más. Eran las 9 de la mañana y los soldados también tuvieron la oportunidad de despedirse. Fue significativo el abrazo de Ramón Castilla y su hermano Leandro, militantes de bandos opuestos: el primero por las filas realistas, a la que renunciaría después, llegaría a la presidencia en veintiún años después”.

Para saber más de la batalla de Ayacucho busca aquí mismo en Facebook a José Luis Vargas Sifuentes. Gracias “Piolín”, un abrazo.

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