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sábado, noviembre 23, 2024

LIBERTAD DE PRENSA

Hemos retrocedido cinco lugares en menos de un año, en el ranking mundial de libertad prensa que anualmente prepara Reporteros sin Fronteras, la ONG francesa dedicada a defender la libertad de prensa en el mundo y a los periodistas perseguidos por su actividad profesional.

El año pasado ocupábamos el lugar 85 y hemos pasado al puesto 90 de 180 países considerados en esta medición mundial. Y así como un médico para atender a un paciente comienza por conocer su temperatura y presión arterial, para medir la libertad de prensa consideran el pluralismo, independencia de los medios de comunicación, calidad del marco legal y seguridad de los periodistas.

El pluralismo contempla y asegura igualdad de condiciones para expresar los puntos de vista de distintos sectores, diferentes maneras de pensar, variados intereses económicos, políticos y sociales. El pluralismo se ha ido perdiendo por interpretaciones modernas del trabajo periodístico.

La independencia de los medios tiene que ver con la posibilidad de existir sin estar sujetos a factores económicos que pudiesen condicionar sus líneas editoriales. En nuestro país existe una gran concentración de los ingresos y de la propiedad de los medios, sobre todo de prensa escrita y en línea. El grupo de El Comercio domina una buena parte del mercado nacional (prensa y televisión) y posee un peso económico inigualable en la industria mediática según Reporteros sin Fronteras.

La calidad del marco legal considera entre otros factores lo que señalan las leyes del país respecto a la injuria, calumnia y difamación. Existe un control minucioso de los casos judiciales abiertos contra hombres de prensa y sus sentencias. Las leyes contra la difamación son una de las principales amenazas para la libertad de prensa, pues son un medio para intimidar a los periodistas; son numerosos los procesos legales sobre todo en las regiones más aisladas del país.

Y la seguridad de los periodistas se mide con estadísticas sobre agresiones, ataques, intimidaciones, acoso, secuestros, encarcelamientos arbitrarios y amenazas. Los periodistas no deben ser objeto de coerción o manipulación política o económica. Los periodistas pueden sufrir represalias –en ocasiones severas– cuando abordan temas como conflictos sociales y medioambientales, o si denuncian casos de corrupción o infiltración del narcotráfico en el engranaje de los órganos del Estado.

En lugar de mejorar, cada día estamos peor en temas de libertad de prensa.(30-09-20)

 

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