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sábado, noviembre 23, 2024

CLARA Y LUIS MIGUEL

 

Dos fueron mis guías para conocer de a poco los muchos secretos y misterios de la historia de Trujillo, la que no está en los libros, la que aún no se muestra abiertamente a los turistas. Ellos fueron periodistas de “La Industria” Clara Claros y Luis Miguel Gonzales Rosell.

 

La Clara que conocí es una periodista inquieta por los temas culturales, responsable, disciplinada, puntual y amante de su trabajo, minuciosa en los detalles, crítica respecto a la autoridad. Cuanto más importante era la persona, su ojo fiscalizador se agudizaba más y demandaba siempre dejar bien sentada la independencia del diario frente al poder, a cualquier poder.

 

Luis Miguel, en cambio, asumía el trabajo como algo que formaba parte de su propia vida, daba la sensación que vivía ahí en el local del Jirón Gamarra y no al costado, donde realmente vive. La serenidad de un pensador comprometido con su tierra y su historia se dio tiempo para mostrarme la riqueza de una valiosa herencia colonial. Gracias a Clara y Luis Miguel pude conocer gran parte de lo mucho que conserva y exhibe Trujillo a sus visitantes.

 

 

Ellos me presentaron historiadores, arqueólogos y anfitriones conocedores de un pasado con mucho por descubrir y revelar. Trujillo tiene secretos para quienes como yo, resultamos impresionados por la variedad y singularidad de sus testimonios.

 

Como en muy pocas ciudades, Trujillo tiene el privilegio de tener sorprendentes restos arqueológicos que dan cuenta de la existencia de una cultura pre inca, que alcanzó avanzados niveles de desarrollo administrativo, cultural, económico y religioso, comparable en su tiempo a las más avanzadas civilizaciones.

 

La historia es una ciencia social que intenta explicar el devenir de la civilización, pero cuando se trata de vestigios de sociedades tan amplias y complejas como las que habitaron esta región, entonces se convierte en un variado repertorio de teorías e interpretaciones que parecieran querer esconder, antes que revelar, los misterios de habitantes que dominaron su entorno y lo convirtieron en lo que hoy es evidencia, del avance que alcanzaron aquellos que seguramente conocieron de muchos triunfos, pero también de fatales derrotas.

 

Trujillo posee reliquias incas, coloniales y de los primeros años de la república, conservadas por las delicadas manos de una sociedad que siempre supo valorar el recuerdo de esas épocas y hoy exhibe a los miles de turistas de todo el mundo.

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