Vladimiro Montesinos Torres, el asesor presidencial, se convirtió en un personaje pernicioso desde que alguien lo sorprendió en Washington, a donde viajó sin autorización, para vender información sobre armamento ruso que compró Velasco Alvarado, razón por la que fue expulsado del Ejército y recluido en una prisión, donde completó sus estudios de abogacía.
Se dedicó a defender gente vinculada al tráfico de drogas y se aproximó a Fujimori para convertirse en su principal asesor. El chino no escuchó las advertencias sobre el oscuro pasado de este personaje que terminó usurpando funciones hasta del propio Fujimori.
Manejó políticos, jueces y fiscales, ministros y alcaldes, banqueros y catedráticos, periodistas y dueños de medios que compró con dinero de las fuerzas armadas y el narcotráfico. Todo quedó registrado en imágenes que Montesinos grabó para convertirse en una enorme videoteca que desencadenó la caída del régimen fujimorista.
Allí están grabados, entre otros, los hermanos Winter de Frecuencia Latina, José Enrique y José Francisco Crousillat de América Televisión, Julio Vera Abad de Andina de Televisión, Ernesto Schutz Landázuri de Panamericana, con grandes cantidades de dinero para comprar sus noticieros al servicio de la reelección de Fujimori. Por eso está preso como Nicolás de Bari Hermoza Ríos, comandante general del Ejército entre 1991 y 1998 junto a otros militares sentenciado por homicidio, secuestro, estafa al Ejército y apropiación de millones de dólares.
En 1996 descubrieron un cargamento de 170 kilos de clorhidrato de cocaína camuflados en un avión de la FAP, que estaba a punto de partir a Rusia. Uno de los pilotos edecán del presidente Fujimori, fue absuelto. Otros vuelos secretos con droga se hicieron especialmente a los Estados Unidos. Nunca suficientemente investigados.
El mismo año, en el mes de julio, un buque carguero de la marina fondeado en aguas canadienses fue descubierto con 28 kilos de cocaína. En otra inspección en el Perú le encontraron otros 69 kilos de droga. Al día siguiente descubrieron otro cargamento en otro buque de guerra en el Callao.
Nuevas fortunas muestran con opulencia el fruto de una actividad que de manera desenfrenada se infiltró en todas las capas sociales. La violencia de los narcos llegó con diversas modalidades criminales. El ajuste de cuentas y sicariato, como el coronavirus, se instalaron para siempre.