BODA EN EL MISTI
No se trataba del matrimonio del volcán al que cantan Los Dávalos y los poetas le tejen notas para regalarle la marcha nupcial. Se trató de una pareja que escogió de escenario la cima del Misti, para celebrar la ceremonia y sellar ahí el voto que los una eternamente.
“Agucho” le decían al reportero que fue a dar a la ciudad blanca, escapando de acreedores y alguna decepción sentimental, con alma de gitano y corazón aventurero, el que fue escogido para cubrir la noticia del día.
Alguien le consiguió una mochila militar, botines, cantimplora y una cámara fotográfica, para captar las mejores imágenes de la pareja y del panorama, que desde las alturas es espectacular.
Un auto del diario lo llevaría hasta las faldas del volcán, desde donde debía seguir a pie, con buen físico y fuerza de voluntad.
El jefe, un brillante periodista y querido amigo, le recomendó regresar temprano para procesar las fotos, que en ese tiempo había que revelar en el laboratorio y después escoger las mejores y convertirlas en cliché.
El día señalado partió temprano rumbo a la que sería su última comisión, puesto que cuando lo dejaron en las faldas del Misti, emprendió rápida carrera pero en dirección contraria, tomó un mototaxi al terminal terrestre y compró un pasaje de retorno a Lima.
El flaco “Agucho” había pasado más de un año escondiéndose de su pasado y su futuro, quería regresar a la capital, estaba cansado y vio la oportunidad perfecta para volver a la Rica Vicky, las pancitas, el Queirolo, el Superba y el Haití.
Su jefe no le perdonó la broma, lo siguió a Lima y lo persigue en las redacciones de diarios y estaciones de televisión, en los bares y cantinas, en el submundo de una bohemia que desapareció.
Pero “Agucho”, después de algunos años, está nuevamente en Arequipa, donde olvidó su corazón y ahora no quiere volver a escapar, busca a su ex jefe para devolverle la cámara, botines, mochila y cantimplora. En dos palabras: todos vuelven.
——————————————————————————–
AL COMENCAR EL 2021
PULGA VIEJA
Comentar anécdotas de periodistas siempre fue uno de los gratos pasatiempos de los hombres de prensa, especialmente en esas esperas que muchas veces resultan abusivas cuando quienes convocan se olvidan del reloj y dilatan los plazos por varias horas. A los reporteros no les queda otra cosa que aguardar pacientemente. Abandonar una comisión es una falta que les puede costar el puesto.
Una de estas historias, de estas anécdotas que se cuentan entre periodistas, tiene que ver con el reportero de una emisora de radio muy famosa, que tenía por misión acompañar al ex presidente Fernando Belaúnde a una de sus excursiones de invierno a Chosica, en busca del sol dominical.
Siempre había un momento, antes de la hora del almuerzo, que escogía el arquitecto para hacer alguna declaración política y cuando estaba comenzando la entrevista el presidente se dio cuenta que la grabadora del reportero no registraba ningún movimiento, no estaba grabando. Las grabadoras usaban casetes con cintas que giraban cuando el aparato estaba funcionando.
– Joven, le dice el presidente, me parece que su grabadora no está funcionando.
– El reportero al verse descubierto confiesa que se habían agotado las pilas y no tenía dinero para comprar unas nuevas.
– Entonces el presidente en gesto de desprendimiento echó mano a su bolsillo y le alcanzó un billete de esos que tienen más de un cero.
La verdad, me contó el flaco hoy fuera de circulación, no tenía para las pilas y todos estábamos aguja, muca, misión imposible.
No pregunté por el vuelto. La mala fama corrió más rápido que el coronavirus y desde ese día le comenzaron a decir “Pulga vieja”, pica fuerte. Actualmente trabaja fuera de Lima, con la misma picardía y entusiasmo por conseguir las primicias y protagonizando otras historias para enriquecer el repertorio.
———————————————————-
LOS DOBERMAN AL ATAQUE
Una mujer que salía de una agencia bancaria en Barranco, fue sorprendida por un perro de color negro que le arranchó la cartera de las manos y huyó con más de diez mil soles que había retirado de la ventanilla.
La víctima, con nombres y apellidos, denunció el hecho en la comisaría del sector y por las características del animal solo se sabe que se trató de un perro color negro.
Días después ocurrió un hecho similar, nuevamente la víctima fue una mujer y esta vez el perro esquivó al vigilante de la agencia bancaria, que intentó detenerlo antes que emprendiera veloz carrera. Identificaron al perro como de raza doberman.
Los Doberman son perros que necesitan mucho ejercicio y con cuidadoso adiestramiento son capaces de hacer tareas increíbles.
Esta vez el titular fue el mismo de una película de los años 70, “La banda de los Doberman vuelve a atacar”, que trata justamente de unos delincuentes que engañan a un entrenador de perros y le piden los adiestre para una empresa de seguridad.
En el tercer asalto, el más serio de todos los diarios, comentó en página editorial los extraños asaltos que se estaban registrando en Barranco y el dibujante dedicó una caricatura que aludía a la sorprendente imaginación de los delincuentes que usaban mascotas para cometer sus fechorías.
El redactor de estas notas policiales fue felicitado por sus colegas hasta que un día se presentó en las oficinas de redacción el Comisario de Barranco, para alegar que nadie había denunciado ningún asalto con perros y que los nombres de las víctimas eran ficticios, que se trataba de una patraña.
La gracia de los Doberman pudo haber durado algo más de tiempo en algún diario chicha, de los que abundan, pero no en ese diario, el más serio, que jamás consentirá tamaña patraña. En dos palabras: broma perruna.
EL PLAY BOY DE MADONA
“Don Julio, don Julio”, era el saludo diario de Agustín “cochero” al director del Noticiero, que repetía cada vez que se acercaba con la última de las noticias que había encontrado en los cables, la radio, otro canal o el teléfono.
Era un sabueso, como todos nosotros, buscando no solo la última sino la mejor noticia, para el programa que comenzaba a las 10 de la noche.
Le decían “cochero” debido a que alguien le encontró parecido con el que conduce el carruaje del conde Drácula, que imaginamos delgado hasta los huesos y de sonrisa siniestra.
En el trajín de producir el programa había momentos de calma que eran aprovechados para conversar, tomar un café, fumar un cigarro y de ahí salían ideas para el día siguiente o el resumen del fin de semana, rico en misceláneas, hace más de 30 años.
– “Ha salido el último número de Play Boy, con desnudos de una actriz y cantante, Madonna y está de moda en Estados Unidos” dijo el “cochero”.
– Consigue un número –dijo Julio- puede ser una nota interesante para “Siete días”, agregó.
– Pero esa revista es cara, Don Julio, hay que conseguirla por lo bajo.
Higashi echó mano al bolsillo y entregó un billete de 50 soles con la advertencia que debía traer el vuelto.
A partir de ese día Julio reclamaba la revista y el “cochero” le respondía que ese número se vendía en Estados Unidos, pero todavía no había llegado al Perú.
Hugh Hefner fundador de la revista para público adulto, murió de causas naturales el 27 de setiembre del 2017 y la revista dejó de imprimirse después de 66 años, víctima de la epidemia.
Don Julio nunca llegó a ver las fotos de Madona y último que supe del “cochero” es que hacía periodismo en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro, VRAEM.
MAESTRO DE CEREMONIAS
Después de una jornada laboral como siempre muy movida, un día de mi cumpleaños, fui con el “cochero” al centro de Lima a celebrar en el Queirolo.
De este amigo y colega se contaban muchas historias y una de ellas decía que de muchacho trabajaba de payaso en un circo, pero cuando esa noche le volví a preguntar me dijo que si estuvo en el circo, pero de maestro de ceremonias.
Un dúo de músicos de cantina lloró unos valses y boleros y después le pedí al “cochero” me regale un breve número que se me antojó: presenta la función de circo, le dije, como buen maestro de ceremonias que supongo sigues siendo.
Lo había conocido hacía muchos años en Tacna, cuando un día apareció en la redacción de Correo para anunciar la llegada de un Circo que nunca llegó.
Rápidamente se puso de pie, muy solemne, ajustó el nudo de su corbata, subió a una silla, reclamó silencio y con voz que le salía del alma y para que escuchen todos gritó: Ladys and gentleman’s, damas y caballeros, directamente desde el Cesars Palace de Las Vegas, para el selecto y distinguido público de Lima reunido en el bar restaurant Queirolo, el más grande espectáculo de todos los tiempos, esta noche tengo el honor de presentar el American Circus…
Los parroquianos habían guardado silencio, como creyendo que efectivamente comenzaría una función de circo y los músicos que habían callado, comenzaron a entonar canciones más alegres como esa polka que dice “jálame la pitita, pitita, pitita…no me la jales más” que todos coreamos.
Gracias al maestro de ceremonias tuve un divertido cumpleaños, uno de los más alegres que recuerdo con nostalgia. El Queirolo y todos los restaurantes del centro de Lima permanecen cerrados en tiempo de epidemia.
Años después volví a encontrar a los mismos músicos en el restaurante “Don lucho” de Huanchaco, y del maestro de ceremonias supe que ahora está en Arequipa a donde acaba de viajar para reencontrarse con su pasado y dijo que devolverá la cantimplora.